Un Amor Distante ~ Prologo

Todo empezó cuando una pequeña en el jardín de infantes estaba con sus pequeños amigos. A la distancia, podía ver a otro niño, solo, en uno de los bancos del patio de juegos. Ella pensó que nadie debía estar sólo, menos cuando hay personas que pueden ayudarte y ser tus amigos.

La pequeña se acercó y lo invitó a jugar con los demás extendiéndole la mano.

-Hola, ¿quieres jugar con nosotros?-preguntó ella.

-Claro- dijo él.

Todos jugaron y rieron hasta que la tarde llegó. Los padres atareados venían a buscar a sus hijos rápidamente. La madre de ella la llamaba desde el auto y, antes de irse, él le preguntó si volverían a jugar al día siguiente. No dijo nada, solo le dio un suave beso en la mejilla y salió corriendo. Una sonrisa se formó en su rostro.

Al día siguiente volvieron a encontrarse y jugar, realmente se divertían juntos. Lo que no sabían era que el destino puede llegar a ser muy duro a veces.

Los niños se retiraron a sus hogares, recordando todas las travesuras que hacían cuando el Sol reinaba. Ella estaba tendida sobre la mesa dibujando un par de amigos inseparables con marcadores y crayones cuando su madre apareció.

-Cariño, ¿puedo hablar contigo un momento?-sus palabras eran suaves pero escondían algo.

-Claro, mamá-dijo colocando sus dibujos y materiales que estaban en las sillas en la mesa, dejando un espacio para su madre.

-Mira, sé que has hecho varios amigos en este preescolar pero, ya vas a cumplir seis años. Eso quiere decir que pronto entrarás en la primaria.

-Sí, lo sé. Ya quiero vernos a todos con uniforme de escuela-dijo sonriendo inocentemente la pequeña criatura.

-De hecho, no creo que vuelvas a ver a tus amigos-la desilusión comenzó a formarse en su rostro-. Este jardín de infantes al que vas no tiene primaria. Mañana irás a una nueva escuela. Harás más amigos-dijo tratando de animarla.

-¡Pero ya tengo amigos!-gritó corriendo a su habitación mientras lloraba.

Ella no quería tener que separarse de sus amigos, pero no podía hacer nada para evitarlo.

Al día siguiente tuvo que despedirse de sus amigos, que siempre la apoyaron y siguieron. Ella subió al auto de su madre, que estaba por ir a su nueva escuela, y empezaron a irse. Estaba tan triste que no quería ver atrás, cuando una voz familiar gritaba su nombre. Él corría con todas las fuerzas que tenía y logró arrojarle un papel a la ventana. Segundos después ella sonreía y lloraba al ver su contenido, era un dibujo de ella y sus amigos hecho totalmente con marcadores y crayones. Deseó poder haberles agradecido.