TnM ~ Un Amor Inmortal ~ Capitulo 18 parte 1

Sentí que el rubor de mis mejillas se camuflarían con mi pelo. Por un segundo, parecía que el resto del universo desapareció, se esfumó. No estaba segura si estaba lista para un novio, pues jamás había tenido uno. Y luego mi mente pareció desconectarse y después de varios años, se activó lo que se supone que es mi corazón. 

Marie: Si. . . - dije sin siquiera pensarlo. Luego agarré el cuello de su camisa y esta vez yo le robé un beso. Un dulce y fugaz beso . . .



A la mañana siguiente. . . 




El despertador cumplió su tarea alrededor de las 6 de la mañana cuando lo primero rayos de sol empezaban a asomarse por el horizonte. Un par de timbrados bastaron para despertarme abruptamente de un profundo sueño. A los segundos de levantarme, caminé perezosamente al baño y luego de dejar mi pijama en cualquier lugar del piso, dejé que el agua caliente me quitara el frío de la madrugada. Mientras me relajaba un poco, pensé por millonésima vez en lo que había pasado la noche anterior. Thomas Fletcher, quizás el único verdadero amor que tendré en toda mi vida, es mi novio. Finalmente. Tuve que repetírmelo varias veces para aceptarlo. Alcé mi mirada y me vi al espejo. Esa chica pelirroja no cambió para nada. Al menos no físicamente.
¿Esto ve Thomas? ¿Qué ve exactamente a través de esos zafiros? Me pregunté. Dicen que los ojos son la ventana del alma, y yo lo creo. Pero me gustaría saber que miraba él a través de esa ventana. 

Salí, me vestí con la misma y cómoda ropa de siempre que tenía ese característico olor a fresa y bajé por las escaleras con la mochila ya en mano. Como siempre, mis padres salieron a cazar y me dejaron una nota. No hay problema. Tomé un poco de sangre almacenada, ingerí mi liquido "anti-quemaduras" y dejé que el agradable pero aun así frió aire invernal me golpeara la cara al salir por la gran puerta de madera. 

No debieron pasar más de 5 segundos para encontrarme con Thomas (agradecía demasiado que él viviera enfrente de mi casa).


Thomas: Hola Marie - me saludó con una de sus atractivas sonrisas y luego me besó ligeramente en mis labios.


Marie: Hola Tommy - exclamé mostrando mis colmillos en una de mis comunes sonrisas - Dormiste bien? 


Él me miró expandiendo sus labios mostrando una blanca hilera de dientes.


Thomas: Como nunca.

Fuimos caminando despacio hacia el colegio y tomados de la mano. A la vista de cualquiera, éramos la típica pareja feliz que parecía irradiar con tanto amor. Para nosotros era algo más. Nos sentíamos (o al menos yo) como si fuéramos los únicos en el mundo, como si todo desapareciera y solo me importa él y a él solo le importo yo. Me parece que aunque la idea suene algo creída, es cierto. Somos capaces de dar mucho por el otro, y nada en este mundo nos detendría para estar juntos. Y si amarlo a él es mi delito, pues que me manden al infierno. La primera vez que lo vi supe que en ese segundo muchas cosas cambiaron para mi destino, para mi vida, y para mí.

Thomas: Oye - empezó algo antes de llegar al colegio.


Marie: Qué sucede? - pregunté apoyando mi cabeza en su hombro.


Thomas: Se que debo ser el peor novio del mundo al preguntarte esto, pero es que nunca me lo dijiste. - lo volteé a ver - ¿Cuándo es tu cumpleaños?


Sentí que con esa pregunta casi me caía al piso. De repente el mundo real pareció atraparme de nuevo y recordé lo del viaje. Ese mismo que cumplía 18 me iba.


Marie: Mm - empecé - no me gustan mucho los regalos - traté de escudarme, aunque sabía que era inútil. 


Thomas: No se trata solo de regalos, quiero saber cuando cumples años. Ya sabes, festejar, pasar tiempo contigo. - acotó. Sentí que mis ojos empezaban a cristalizarse pero reprimí las lágrimas.


Marie: *suspiro* 18 de Febrero, osea este viernes - declaré de una vez por todas. Él al principio sonrió, pero luego frunció el ceño.


Thomas: Todavía está al pie lo de tu viaje? - preguntó. No lo había olvidado. Asentí tristemente y volví a mirar para adelante mientras caminaba. - Demonios - susurró.


Marie: Oye, ese día viajo recién a las 5 de la tarde - comenté tratando de animar el asunto - Todavía podemos festejar de algún modo mi cumpleaños. 


Thomas: De acuerdo - concordó él luego de unos segundos - Pero, ¿no sabes cuánto dura el viaje? - esa pregunta fue la que bastó para que las lagrimas salieran finalmente de mis ojos. 


Marie: No - sollocé - Pero créeme - empecé mirándolo a los ojos - que buscaré la manera para volver lo más pronto posible.


Él sonrió.


Thomas: De acuerdo, confío en ti. - luego él me abrazó durante el resto del trayecto. De repente, sentí que, en alguna parte de mi espalda, mi comenzaba a picar. Como si hubiera recibido una pequeña. . . descarga estática.




CONTINUARÁ . . . .